2.9.11

EL BARÓN SANGRIENTO


POR: Rattus Norvegicus
Las paginas de la historia ocultan a menudo relatos sobre personajes tan extraordinarios que parecen sacados de novelas románticas o de grandes producciones hollywoodenses, uno de estos casos es el barón Roman Ungern von Sternberg apodado por sus enemigos como el barón sanguinario. Considerado tradicionalmente como un déspota brutal y teocrático, hoy conocemos una visión muy diferente de su persona gracias a la obra de autores como Ferdinand Ossendowski, Julios Evola, Jean Mabire o Hugo Pratt quienes nos muestran la historia de un ser de excepcional valentía y férreas convicciones que vivió y murió por un ideal que muchos osaron tildar de locura. 
Vástago de una aristocrática familia báltica de origen vikingo, combatió con valor durante la primera guerra mundial y tras ésta pasó al servicio del gobierno provisional ruso. Con el estallido de la revolución bolchevique ingresó en las filas de la contrarrevolución blanca aunque nunca mostró su apoyo a la caduca figura del zar, si no que más bien organizó una resistencia autónoma junto a su camarada de armas Alexander Seminov, al mando de un leal contingente de caballería integrado por jinetes cosacos y eslavos, que le acompañará en sus andanzas hasta el fin de sus días.

Cuando la causa blanca fue completamente derrotada la personalidad clarividente y aventurera de Ungern Sternberg hizo su aparición: convencido de que la decadencia de occidente era algo ya inevitable (síntoma de ello era la victoria del comunismo) decidió poner sus ojos en Asia último reducto a su entender de gallardía, tradicionalismo y espiritualidad.
Devoto budista y admirador de Gengis Khan liberará a mongolia de sus invasores chinos haciendo de ésta un bastión blanco que gobernará con mano firme y empleará como base de operaciones en la lucha contra el comunísimo al que hostigará hasta el día de su muerte. Su episodio militar más importante será el asedio y toma de Urga (actual Ulan Bator) dónde el ingenio y el valor de Ungern se darán la mano para lograr la victoria sobre un ejército muy superior en número. Todo esto se inscribe dentro de un gran y ambicioso proyecto cuyo objetivo final sería establecer un poderosísimo imperio asiático como otrora hizo Tamerlán y que sirviera de alternativa a la podredumbre moral de occidente, para ello estableció contacto con diferentes líderes religiosos y políticos de India, Japón, Tibet etc.
La muerte le visitó en junio del 21 cuando los soviéticos organizaron una temible expedición al mando del general bolchevique Blücher (apodado como el Napoleón rojo) para acabar definitivamente con el barón sanguinario y su supuesto reinado del terror. Ungern resistió valientemente hasta que finalmente no pudo más y fue capturado y ejecutado públicamente en un acto propagandístico de enorme envergadura orquestado por los líderes del komitern. Gran parte de la población de Mongolia fue diezmada durante las operaciones de pacificación acusada de haber sido colaboradora del barón.
Cómo en muchos casos el mito trascendió a la persona hasta el punto que las fuentes hablan de que poseía dotes sobrenaturales como el don de la clarividencia que le llevó según dicen a predecir el día de su muerte (lo cual es una facultad que se atribuye a ciertos lamas y hombres sabios budistas). Además su figura es adorada hoy día en algunas regiones de Asia como encarnación del mismísimo dios de la guerra.
"¡Adelante!...¡A la búsqueda de nuestras locuras y nuestras glorias!"

No hay comentarios:

Publicar un comentario