Si aquellos impulsores de la llamada "democratización del arte" viesen lo que se ha hecho a posteriori, se cortaban la lengua. El concepto "democratización del arte" significa la bajada de los cielos de la figura del artista, creando unas fuentes de cultura accesibles al pueblo.
Y eso es una mierda, simple y llanamente. La cultura "asequible" no es cultura, el arte hecho por cualquier capullo de tendencias sexuales disociadas y mucha labia no es arte.
Es mierda, y en muchos casos literalmente.
A menudo he asistido en un estado de frustración al encumbramiento público (y a la subvencion de rigor) de un meapilas de apellido compuesto con gafas de pasta que insiste, y nos cuenta cómo ese lienzo pintado entero de azul añil simboliza la miseria de los países africanos. Cuando Marcel Duchamp presentó su "fuente" (un váter puesto del revés) y comenzó el absurdo y divertido movimiento Dadá, supuso un cisma en la cultura del momento, una revolución que era necesaria, fue y pasó. No tiene ningún sentido vivir de viejos movimientos caducos cuya base era el absurdo, hay que crear nuevas formas de arte y no dedicarse al duro trabajo de vendedor de coches usados, que es lo que asemejan muchos pseudo-intelectuales cuando defienden a ultranza la validez de sus obras.
¿Que mas se ha logrado? que la estética nos resulte superflua a nivel de calle. Que nos importe más el fondo que la forma, que niñatos sin retinas creen carteles con el Paint o con vaya usted a saber que versión aberrante del Photoshop, para sustentar, en un fondo abigarrado y con una tipografía ilegible, sus cuatro chorradas de turno.
Nos ha costado asistir a un despliegue de publicidad y paginas de internet con mas ganas que gusto, creadas sin criterio ni , al parecer, ojos. Banners fuera de cuadro, textos cortados, letras mínimas de colores histéricos, fotos gigantes que se comen los textos... Una buena feria de los horrores para la vista.
Y que no se me malinterprete por esta disertación, el gusto y la belleza son como la fuerza física, requieren educación y entrenamiento. Hay que conocer, apreciar y valorar el resultado de nuestras acciones, tanto en su fondo como en forma, y no despreciar esta, ya que es un reflejo de nuestra cultura, del mundo que queremos crear y en definitiva, de nosotros mismos.
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