Los caprichos es cómo se conoce a una
serie de 80 grabados realizados por el pintor español Francisco de
Goya y Lucientes con los que pretendía de forma certera e irónica
poner en evidencia los vicios de la sociedad de su momento.
Serie primera |
En el capricho Goya toma una figura
tipicamente ilustrada cómo es la fábula moralizante aunque la excesiva caricaturización, la crítica hiriente y
despiadada y el gusto por lo irracional y lo sublime los sitúan más
cerca de un cierto pre-romanticismo que del ya estéril neoclasicismo
de Mengs.
Estos grabados iban acompañados por una explicación existiendo tres versiones de estas en tres
manuscritos diferentes: el del Museo del Prado, el conservado en la
casa de los Ayala y el de la Biblioteca Nacional. El primero de estos
escrito y firmado por el mismísimo Goya corresponde a la explicación
oficial y la verdad tiene muy poca miga ya que a menudo simplemente
se dedica a describir lo que se ve en la imagen, no pasa lo mismo con
los otros dos restantes (escritos del puño y letra de Goya pero no
firmados) los cuales nos llevan a la raíz del asunto señalándonos
sin pelos y señales y sin escatimar en nombre propios y palabras
malsonantes lo que en realidad representan.
Serie segunda |
La segunda serie es la más tipicamente
ilustrada y en ellos se critican los vicios y convencionalismo de la
sociedad de sus momento con una clara influencia de autores
ilustrados españoles como Moratín o Jovellanos, de este modo se
pone en entredicho realidades comunes entonces como los matrimonios
de conveniencia, las supersticiones populares, la pésima
distribución de la tierra e incluso la mismísima inquisición.
Dentro de esta serie se incluye la de las asnerias o burromáquias
(caprichos 37 al 42) llamadas así por el protagonismo de estos
animales que se convierten en alegoría de los nobles de nuevo cuño
arribistas, incompetentes e inmorales en contraposición con la figura de los
simios alegoría de cortesanos y pelotas.
La tercera y última serie es sin duda
la más sublime de todas pues gira en torno al tema de la brujería,
aunque no se trata de un mero catálogo de monstruos y atrocidades
sino que mantienen el espíritu crítico anterior, simplemente las
metáforas se complejizan y la escoria social como pederastas o
abortistas clandestinas aparecen travestidos de hechiceros o brujas.
Destaca los llamados caprichos de duendes y monjes en los cuales a
través del mito del fraelicillo castellano (un tipo de trasgo muy
común en el folclore de la meseta) Goya critica al clero abúlico y
avaricioso.
Sin embargo si hay una obra
especialmente conocida dentro de esta serie es el capricho 43
(posiblemente concebido como portada para la serie): “el sueño de
la razón produce monstruos” dónde vemos al autor dormitando entre toda una suerte de criaturas infernales como buhos, gatos o murciélagos y que se entiende como un auténtico
manifiesto del valor de la fantasía y la irracionalidad dentro del
arte pues en palabras del propio Goya: "La fantasía abandonada de la razón produce monstruos y unida a esta es la madre de las artes"
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