30.5.12

LOS CAPRICHOS DE GOYA

POR: Rattus Norvergicus  

Los caprichos es cómo se conoce a una serie de 80 grabados realizados por el pintor español Francisco de Goya y Lucientes con los que pretendía de forma certera e irónica poner en evidencia los vicios de la sociedad de su momento.
File:Dios la perdone Y era su madre.jpg
Serie primera
Aunque fueron concebidos para ser publicados y vendidos al gran público a través de una tienda de licores de la Calle del Desengaño de Madrid en 1799, su aparición se retrasaría como consecuencia del giro realista de la política española como consecuencia de la Revolución Francesa que supuso la caída de los nobles ilustrados que apoyaban a Goya y la vuelta del implacable tribunal de la inquisición al cual se criticaba abiertamente en sus caprichos, no viendo la luz hasta el año 1803 en el que Goya venderá las planchas a la Real Calcografía a cambio de una pensión vitalicia para su hijo y para evitar que pudieran ser destruidoss.

En el capricho Goya toma una figura tipicamente ilustrada cómo es la fábula moralizante aunque la excesiva caricaturización, la crítica hiriente y despiadada y el gusto por lo irracional y lo sublime los sitúan más cerca de un cierto pre-romanticismo que del ya estéril neoclasicismo de Mengs.
Estos grabados iban acompañados por una explicación existiendo tres versiones de estas en tres manuscritos diferentes: el del Museo del Prado, el conservado en la casa de los Ayala y el de la Biblioteca Nacional. El primero de estos escrito y firmado por el mismísimo Goya corresponde a la explicación oficial y la verdad tiene muy poca miga ya que a menudo simplemente se dedica a describir lo que se ve en la imagen, no pasa lo mismo con los otros dos restantes (escritos del puño y letra de Goya pero no firmados) los cuales nos llevan a la raíz del asunto señalándonos sin pelos y señales y sin escatimar en nombre propios y palabras malsonantes lo que en realidad representan.

File:¡Bravísimo!.jpg
Serie segunda
Los caprichos se dividen en tres series, la primera de ellas gira en torno a la sátira erótica criticándose el carácter lascivo e inconstante de algunas mujeres y la estupidez de los hombres que aún siendo conscientes como perros falderos bailan a su son (visión posiblemente inspirada por su relación truncada con la Duquesa de Alba). En ellos se muestra el lumpen urbano poblado por prostitutas, alcahuetas, malandrines y pazguatos y sus turbios negocios y tejemanejes

La segunda serie es la más tipicamente ilustrada y en ellos se critican los vicios y convencionalismo de la sociedad de sus momento con una clara influencia de autores ilustrados españoles como Moratín o Jovellanos, de este modo se pone en entredicho realidades comunes entonces como los matrimonios de conveniencia, las supersticiones populares, la pésima distribución de la tierra e incluso la mismísima inquisición. Dentro de esta serie se incluye la de las asnerias o burromáquias (caprichos 37 al 42) llamadas así por el protagonismo de estos animales que se convierten en alegoría de los nobles de nuevo cuño arribistas, incompetentes e inmorales en contraposición con la figura de los simios alegoría de cortesanos y pelotas.
Serie tercera

La tercera y última serie es sin duda la más sublime de todas pues gira en torno al tema de la brujería, aunque no se trata de un mero catálogo de monstruos y atrocidades sino que mantienen el espíritu crítico anterior, simplemente las metáforas se complejizan y la escoria social como pederastas o abortistas clandestinas aparecen travestidos de hechiceros o brujas. Destaca los llamados caprichos de duendes y monjes en los cuales a través del mito del fraelicillo castellano (un tipo de trasgo muy común en el folclore de la meseta) Goya critica al clero abúlico y avaricioso.
Sin embargo si hay una obra especialmente conocida dentro de esta serie es el capricho 43 (posiblemente concebido como portada para la serie): “el sueño de la razón produce monstruos” dónde vemos al autor dormitando entre toda una suerte de criaturas infernales como buhos, gatos o murciélagos y que se entiende como un auténtico manifiesto del valor de la fantasía y la irracionalidad dentro del arte pues en palabras del propio Goya: "La fantasía abandonada de la razón produce monstruos y unida a esta es la madre de las artes"

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