POR: Rattus Norvergicus
Voy a dedicar las presentes líneas a una de las lecturas que más me ha impresionado en mi vida, se trata de "los cantos de Maldoror" una obra adelantada a su tiempo a menudo incluida dentro del decadentismo simbolista pero que su legado va más allá pués será un libro clave revindicada por la mayoria de las vanguardias y que servirá de inspiración por ejemplo a Marinetti para escribir su célebre y brutal "Mafarka el futurista".
Poco hay que decir acerca de su autor el Conde de Lautreamont (seudónimo de Isidore Lucien Ducasse) pues sus datos biográficos son excasos y oscuros, nacido en Urguay en 1846, hijo de un diplomático francés, estudio y hizo practicamente toda su vida en Paris.
En 1868 aparecieron sus primeros cantos aunque no hubo editor alguno que se atrievera a publicarlos por su naturaleza obscena y blasfema. En 1870 meses antes de la muerte del autor aparece la primera edición de los cantos (en parto subvencionados por el mismo Lautreamont), sin embargo el libro pasa sin pena ni gloria hasta su redescubrimiento y posterior revindicación por los vanguardistas a principios del siglo XX, de echo en nuestro país la obra fué dada a concer fundamentalmente de la mano del poeta Rubén Darío y del pintor surrealista Salvador Dalí. Hoy sin embargo se sabe que la obra si debió de gozar de un cierto éxito contemporaneo en determinados circulos literarios minoritarios, de hecho se ha descubierto correspondencia entre Lautreamont y el pope del decadentismo Joris Karl Huysman, en la que éste le felicitaba por sus cantos, celebrando con especial entusiamo los descarnados episodios de violaciones y bestialismo que la obra incluye.
El protagonista de la obra es Maldoror (nombre construido en base a "mal de aurora" una clara referencia a Lucifer) ejemplo de ser superior que consciente de la naturaleza perversa del genero humano decide ser honesto consigo mismo y en vez de intentar hacer el bien como enseñan las religiones prefiere dejarse llevar por esa naturaleza y recrearse en la misantropia y la maldad. De este modo las páginas del libro destilan odio contra la humanidad y contra Dios (a este le llega a mostrar dormitando borracho sobre sus propias heces en un burdel), pero tampoco se deja llevar por el culto romántico al mal y al demonio (presente en Milton, Baudelaire o Byron) sino que prefiere guardar su devoción hacia conceptos más abstractos e inabarcables como las matemáticas, el oceano o los animales, de hecho Maldoror encuentra el amor entre las aletas caudales de una hembra de tiburón blanco con la que copula apasionadamente entre la espuma marina al ser este el único ser que le iguala en cuanto a crueldad.
De naturaleza deslabazada y demente la obra se construye como una serie de poemas en prosa, algunos con la figura de Maldoror de protagonista y otros que son simples escaparates de maldad y atrocidad en consonacia con el espiritu de su protagonista. El caracter críptico y las complejas metáforas de tipo naturalista hacen pensar que Lautreamont pudo haber cursado estudios superiores de caracter científico aunque esto son simples especulaciones.
Sea cómo sea la brutalidad y malsana hermosura de esta obra sigue impresionando y cautivando a los lectores sin importar el tiempo que haya podido pasar desde su primera edición, sin duda un libro imprescindible para todos aquellos interesados en la literatura con mayúsculas.
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