En Montiel, un pueblo de lo que hoy día es Ciudad Real tuvo lugar en 1369 uno de los hechos de armas más célebres y determinantes de nuestra historia medieval.
La Batalla de Montiel puso fin a la Guerra Civil Castellana que enfrentó a Pedro I de Castilla (apodado por sus enemigos como el cruel) contra su hermanastro Enrique de Trástámara por el trono de Castilla quien se alzó en armas alegando que su hermanastro Pedro no era el monarca legitimo al no ser hijo de su padre sino de un ayo judío de nombre Pere.
Esta guerra se enmarca en el contexto de la Guerra de los 100 Años (1369-1389) pues tuvo una cierta proyección intercional ya que Francia apoyó a Enrique e Inglaterra a Pedro al estar este emparentado con la casa de Borgoña, aliada en Francia de los ingleses. Sin embargo La Batalla de Montiel tiene un precedente ya que Eduardo de Lancaster (apodado el príncipe negro por la fabulosa armadura de color oscuro que lucía en las batallas) príncipe de Gales y lider de las huestes británicas había abandonado a su aliado Pedro horrirzado por el sadismo del rey y los horribles castigos infringidos en sus enemigos capturados (aunque los medievalistas afirman que su deserción se debió a que consideró insuficiente el pago que el monarca castellano le ofreció por sus servicios), de modo que Pedro firmó una alianza con los musulmanes nazaries de Granada quien combatieron a su lado junto y también con un vasto contigente de judios castellano que unieron filas al lado este monarca famoso por proteger a los hebreos.
Estas dispares tropas midieron fuerzas en el campo de Marte con Enrique y sus aliados franceses, dónde la superioridad militar de estos prontó quedó patente. Está batalla sin embargo tendrá un hecho decisivo, la traición del mercenario francés Bertrand de Guesclin lider de las tropas aliadas que acuñará una conocida expresión del lenguaje castellano: NI PONGO NI QUITO REY, PERO AYUDO A MI SEÑOR:
Pedro I conciente de su inminente derrota había intetado negociar su
rendición con Guesclin cuyas motivaciones no eran tan personales y del que creía por tanto poder obtener una oferta de paz más clemente. Guesclin pese a aceptar la propuesta de negociar la redicción engaño al monarca y le condujo al interior del campamento de su hermanastro con quien se enzarzó nada más verse en una brutal lucha en la cual Pedro logró derribar a Enrique pero cuando estaba apunto de asestarle el golpe de gracia, Guesclin, hombre de extraordinaria fuerza segun las fuentes agarró de los pies a Pedro arrojándolo contra la tierra, situación que su rival aprovechó para abalanzarase encima de él logrando clavar una daga en la garganta de su hermanastro. Tras ello la cabeza del rey le fué cortada y expuesta ante sus aliados que nada corrieron prestos a rendirse. Por su parte el mercenario cuando fué acusado de traición segín dicen las fuentes lo único que hizo fué encogerse de hombros y pronunciar la conocida frase.
Sin embargo Enrique demostró ser un rey más piadoso que su cruel hermanastro pues no tomó represarías con los que había luchado en el bando enemigo mostrandose así como un monarca justo y conciliador, el cual establecerá una poderosa y respetada dinastía en nuestro pais a la que pertenecen entre otros ilustres personajes Isabel I de Castilla.
Todos los años estos hechos son recreados en el pueblo de Montiel por una de las mejores asociaciones de reconstrucción histórica de nuestro país con la colaboración de todos los vecinos de este hermoso pueblo manchego. Ya sabeis, si vais por allí este año nos veremos y podremos compartir una deliciosa jarra de aguamiel.
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